¿Quién no ha oído alguna vez que la resaca se cura con más alcohol? No creo que sea cierto -tampoco me he parado a comprobarlo- pero lo que sí es verdad es que ¿a quién no se le ha apetecido un buen plato de pasta la mañana post-fiestasdesupueblo?
Es un hecho irrefutable que a más alcohol ingerido, más cantidad de hidratos y de grasas le apetecen a nuestro martirizado cuerpo. Y esa fantasía se hace realidad con este plato que, incluso, puedes dejar hecho la tarde de antes -lo cual también es sano si tienes la costumbre de atracar la nevera nada más entrar por la puerta a las 6 de la mañana... ejem...
La primera vez que probé la salsa que acompaña a esta pasta fue de manos de un romano que me trajo a la mesa unos ravioli rellenos de espinacas. ¡Ay, qué cosa más buena! Nada más llegar a casa tuve que preparar la receta que medio me contó el italiano en cuestión y le añadí -sí, soy una tragaldabas- un toque de chorizo que bien puede intercambiarse por jamón cocido o panceta (variaciones, por cierto, mucho más cercanas a la receta original de penne alla vodka).
Ingredientes (para dos raciones hermosotas):
250 gramos de pasta -a mí me gusta utilizar estilo macarrones para que se meta bien el condimento (risotada malvada)-
30 gramos de mantequilla
1 cebolla mediana
100 gramos de chorizo
3 tomates bien maduros -unos 200 gramos-
200 ml. de nata para cocinar
1 vaso de vodka
sal, pimienta, orégano y, si se quiere, una guindillita
¿Cómo se hace?
Lo primero de todo será preparar los ingredientes: picar muy fino la cebolla, rallar los tomates y cortar el chorizo a taquitos pequeños, si somos de mijitas; o a pedazos más grandes, si somos unos exagerados.
Ponemos a hervir el agua para cocer la pasta según las indicaciones del fabricante.
En una sartén grandota, derretimos la mantequilla. Ahí pocharemos la cebolla picadita con un poco de sal -según mi amiga Natalia, la cebolla se hace peor si no está salada. Pues nada, le haremos caso- hasta que quede ligeramente dorada. En ese momento, añadimos el chorizo y lo rehogamos por un par de minutos. Este sería el momento, también, de añadir el toque picante si nos apetece. Cuando ya esté medio hecho el chorizo, capuzaremos el tomate rallado.
En un par de minutos ya podremos añadir el vaso de vodka. Sin miedo: ¡Alegría! Subimos el fuego y dejamos cocinar unos minutos para que se evapore el alcohol. Cuando deje de oler como la camiseta en la que nos tiraron una cubata la noche de antes, sabremos que está listo.
Por último, vertemos la nata al sofrito y bajamos el fuego a media temperatura. Salpimentamos y dejamos cocinar un ratito: hasta que empiece a hervir y un poco más.
Mientras tanto, vamos escurriendo la pasta cocida y la pasamos por el grifo con agua fría para cortar la cocción y que no se nos quede blandiblú.
Ya solo queda juntar en nuestra sartén la salsa y la pasta y dar vueltas a fuego bajo para que los pennes-sigue sonando un poco feo en mi cabeza- se empapen bien del acompañamiento.
Animaos a probar esta cosa rica porque seguro que no os arrepentís: vuestro cuerpo resacoso y dolorido os lo agradecerá. Lo único que se podría mejorar de esta receta sería acompañarla de una pastillita que te permitiera borrar de tu mente los momentos vergonzosos que tu colega te ha hecho recordar al colgar en Facebook las fotos que hizo anoche.