Estamos en plena época de calabacín. Si tenéis campo, probablemente estaréis cogiendo calabacines grandes como zepelines. Si no, en cualquier verdulería los encontraréis bien lustrosos.
En cualquier caso, esta receta queda súper aparente y se hace más o menos rápido.
Ingredientes (para comer dos personas o picar cuatro):
1 calabacín tipo zepelín (y si son pequeñicos, dos)
Media cebolla
4 ajetes tiernos
300-400 gr. de bacalao seco desalado
1 cucharada de harina
Una chorradita de vino blanco (si lo echas en un vaso, un dedo más o menos)
Queso para gratinar
Aceite, pimienta y sal
¿Cómo se hace?
Lavamos el calabacín y lo partimos por la mitad en horizontal y, luego, en vertical. Nos tienen que quedar como una especie de barcas de calabacín.
Los vaciamos con una cucharilla y guardamos la carne del calabacín ya que la usaremos en el relleno. En una olla, ponemos a hervir durante unos 7 minutos nuestras barcas de calabacín. Cuando estén tiernas, las sacamos de la olla y las pasamos por agua fría para que dejen de cocerse. Reservamos en la fuente que vayamos a usar para el horno.
Para hacer el relleno, comenzaremos picando la cebolla y los ajetes bastante finos. Los pochamos en una sartén con un poquito de aceite. Cuando la cebolla esté transparente, añadiremos la carne de calabacín y dejaremos que se rehogue todo bien durante 4 o 5 minutines más. Mientras tanto, quitamos la piel al bacalao y lo deshacemos con los dedos -así, si hay alguna espina, la notaremos enseguida- y, también, lo echamos a la sartén. Nuestra mezcla se tendrá que cocinar unos minutos más.
Seguidamente, será hora de hacer una especie de bechamel: en la misma sartén donde está el bacalao con las verduras, dejaremos libre una esquinita para echar la cucharada de harina y cocinarla un poco para que pierda el sabor a crudo. Luego mezclamos bien con el resto de ingredientes y vertemos nuestro dedito de vino. ¡Hala! Ahora a esperar a que se consuma durante 3 o 4 minutos para que se evapore el alcohol. Ya solo faltará rectificar de sal y añadir un poquito de pimienta y dejar enfriar la masa en un plato hondo.
Para montarlo, solo hay que salar las "barquitas" de calabacín y echarles una chorradita fina de aceite. Luego, con una cuchara, vamos vertiendo la masa del relleno hasta cubrir el hueco. Por encima, pondremos una buena capa de virutas de queso. Tendrán que estar en el horno, a 200º, unos 5 minutos; vamos, hasta que se gratine el queso.
¡Chimpún!
* Y diréis: "Pero qué pinta más rara tiene ese gratinado, ¿no?" Normal, eché un Pecorino que me empeñé en comprar el otro día pero que, obviamente, no es de los más recomendados para meter al horno...
* Podéis preparar la masa del relleno por adelantado. Yo eso hice. Lo único que cambié fue que puse el horno un poquito más suave durante unos minutos para que los calabacines estuvieran calentitos a la hora de comerlos. Luego, ya, 200º y a gratinar.
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