Isaac, Isaías, Isaacson, el pastricero... Cada día se le saca un nuevo nombre a este compañero de teatro que hace las mejores migas aragonesas around the world. En todas las fiestas del pueblo es el encargado de prepararlas y pocas veces sobra algo. La receta viene de su padre, el tío Beltrán y su secreto es... ¡pues vete a saber! Pero desde que me dijo cómo hacerlas no he parado de intentarlo y, creo, que cada vez me acerco más a lo que él prepara.
Ingredientes (para dos personas):
250 gr. de pan para migas (el de la marca "El Pastorcico" es el que recomienda Don Isaac)
Una patata hermosa
Una cebolla mediana
Un par de dientes de ajo
100 gr. de chorizo fresco
100 gr. de longaniza fresca
75 gr. de panceta fresca (para variar...)
Aceite de oliva y sal
¿Cómo se hace?
Lo primero de todo es humedecer el pan. Para ello, pondremos la bolsa de migas en una fuente grande e iremos esparciendo agua poco a poco hasta notar que el pan está suficientemente húmedo sin estar mojado, mojado (¿esto se entiende? :S). Para la bolsa de 250 gr. yo utilicé un poco menos de un vaso de agua.
Reservamos las migas en la fuente tapadas con un trapo.
Continuamos con nuestra patata. La pelamos y la cortamos a cuadraditos pequeñines. La freímos a fuego suave para que se quede tierna. Sería algo parecido a confitarla. Cuando esté lista, la pondremos en un plato con papel absorbente para quitarle el exceso de aceite.
Mientras tanto, picamos la cebolla muy, muy finita para no encontrarnos ningún tropezón en nuestras migas una vez hechas. En una sartén bien profunda para que nos quepa todo -yo utilizo el wok del Ikea- la pochamos junto a los ajos escachados. Antes de que se dore, añadiremos el relleno desmenuzado del chorizo y la longaniza; así como la panceta cortada a trozos lo más pequeños posible.
Sofreímos el cerdo y, cuando veamos que ya está casi hecho, añadimos la patata y el pan húmedo. Ahora toca remover y remover y vuelta a remover. Así estaremos al menos por una hora... así que es mejor tener a alguien al lado que nos haga el relevo de vez en cuando porque SÍ, acabas por hartarte de migas antes de comerlas.
Sabremos que están listas y estupendas cuando hayan pasado de ser migas medio grandes y compactas a virutas sueltas. Esto ocurre cuando se haya secado todo el agua con la que las hemos humedecido previamente.
Y chimpún. Ya tenemos nuestras migas hechas. Solo queda sentarse a comerlas y disfrutar de este clásico.
Cositas de interés:
* En lugar de comprar el chorizo y la longaniza en la tripa podemos comprar la "maseta" suelta. Es decir, lo que en la carnicería llaman el traste. Con esto nos ahorramos el trabajo de destripar el embutido para desmenuzarlo.
*Sí, las migas también están buenas con menos esfuerzo: si en vez de estar una hora o más dando vueltas a la sartén, estás menos rato... te van a saber ricas, pero no es lo mismo. Si no te lo crees, haz la prueba.
*Para aquellos que no teman por su colesterol, la guinda de este plato es un buen huevo frito encima. De esos de puntilla tostadita y yema líquida. Se me hace la boca agua de pensarlo.
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