martes, 29 de abril de 2014

Tiramisú

Roma, la ciudad por excelencia, la clásica, la renacentista, la monumental. Llena de gente, de gatos y de ¡COMIDA!

Aun haciendo uno de los deportes más intensos del momento, el turisteo, durante una media de 13 horas al día; aun caminando sin descanso y corriendo para llegar a los sitios -con la impuntualidad que me caracteriza-; aun con todo... engordamos dos kilos por cabeza en cuatro días. No está nada mal teniendo en cuenta que mi alimentación se basó en pizza, pasta, arroz y bocadillos. ¡Alegría para el cuerpo!

Mi ilusión era probar el tiramisú y con las ganas me quedé. Menos mal que somos algo supersticiosos y tiramos la clásica monedita a la Fontana di Trevi, lo que te garantiza SIN DUDA volver a la estupenda ciudad de Roma. 


Para paliar mi desánimo por no haberme comido un tiramisú a la italiana, no dudé un momento en prepararlo nada más llegar a casa. 

Aquí está la receta que tenía mi madre guardada en un cajón y que, en su día, fue famosa en la mesa de la Mamma Mia!

Ingredientes:

bizcochos duros de estos que se untan en el chocolate caliente
1/2 litro, más o menos, de café solo templadito
Un chorreón de Amaretto o, en su defecto, de Whisky que también queda bien
1 tarrina de queso mascarpone (250 gramos)
3 huevos
4 cucharadas de azúcar
Chocolate para decorar

Queda bonito, ¡eh!
¿Cómo se hace?

Si todavía no tienes el café hecho, lo primero será poner la cafetera para que, así, de tiempo a que se enfríe un poco. El café tiene que estar templadito: lo justo para que empape bien el bizcocho pero sin que se rompa.

El siguiente paso será separar las claras de las yemas.

En el bol donde tengamos las yemas, añadimos el azúcar y batimos bien. Después, mezclaremos con el queso mascarpone y reservamos.

Por otro lado, montaremos bien las claras a punto de nieve. ¡Pero bien, bien! Cuando ya esté listo, juntamos la clara con la mezcla del mascarpone con movimientos envolventes.

Elejimos nuestra fuente: yo lo he puesto en una tirando a pequeña porque me gusta que quede gordito; pero no hay problema en estirar un poco más el mascarpone para que cunda.

Ahora llega la hora de montar. Es muy sencillo, tipo lasaña:

Primera capa: bizcochos cafeteros. En un plato hondo, ponemos el café y el licor. Cogemos los bizcochos y uno a uno los vamos mojando en el café, que queden empapados pero sin romperse. A mí me gusta contar 1,2,3 para cada lado y suele funcionar. Claro, que también depende de lo caliente que esté el café; hay veces que es mejor la versión extra rápida: "¡undostres!".

Vamos colocando los bizcochos de forma que cubran toda la  base de nuestra fuente. Sobre esta capa añadiremos una con la mitad de la mezcla de mascarpone. Y, encima, volvemos a repetir: capa de bizcochos mojados en café y capa de la otra mitad de mascarpone.

¡Ya está! Solo queda decorar. Para ello, a mí me gusta rallar con un cuchillo lasquitas de chocolate -yo utilizo normalmente uno del tipo Nestle Postres- y echarlo como si fuera el queso rayado de esta particular lasaña.

Ahora sí que hemos terminado. 


Cositas de interés:
*Según Nuria Roca, y por si os acercáis a Roma, el mejor tiramisú de la ciudad lo podéis encontrar en Pompi. El precio no está nada mal: 3,50€ por un bocado de cielo.
*Está mejor cuando lo dejamos enfriar bien; así que lo ideal sería prepararlo de un día para otro.
*Con lo que me sobró, hice una copa de tiramisú. La técnica es la misma: un par de bizcochos mojados y troceados para la base, los restos de la mezcla de mascarpone, y un buen puñado de lasquitas de chocolate. Esta puede ser una buena manera de prepararlo para alguna celebración.

jueves, 17 de abril de 2014

Torrijas New Fashion

No hay Semana Santa sin torrijas, aunque unas torrijas sientan bien en cualquier época del año. De hecho, los dulces típicos y las recetas con bacalao son lo único que me gusta de estas fechas.

Con estos canutillos le damos una vuelta -nunca mejor dicho...- a la receta tradicional sin perder su esencia. Además, son súper sencillas y no hace falta que encontremos el mejor pan torrijero del mundo: se hacen con pan de molde.

Lo tienen todo, así que en cuanto las vi en Directo al Paladar no pude resistirme y aquí está mi versión.


Ingredientes:
10 rebanadas de pan de molde
10 porciones de chocolate -en la receta original utilizan Nocilla-
1 huevo
Un poco más de 1/2 vaso de leche
Canela
Azúcar
Abundante aceite para freír

¿Cómo se hace?
Cogemos las rebanadas de pan y un rodillo para aplanarlas hasta que queden lo más finitas posible. Mientras tanto, vamos derritiendo el chocolate. Una vez que todos nuestros panes estén planitos, tenemos que untar la primera mitad con el chocolate. Enrollamos, más o menos, las tres cuartas partes de la rebanada y, en el cachito libre, ponemos una fina tira de chocolate para que actúe como pegamento cuando terminemos de enrollar.


Ahora preparamos el unte: batimos el huevo junto a la leche y añadimos una cucharadita de canela. 

Calentamos el aceite en una sartén profunda. Cuando esté a punto, cogemos uno de nuestros rollitos, lo untamos en la mezcla y lo freímos hasta que esté doradito. Vamos sacando los rollos a un plato con papel de cocina para que absorba todo el aceite.


Una vez fritas todas nuestras torrijas, las embadurnamos con una mezcla de azúcar y canela -3 cucharadas de azúcar con 2 cucharaditas de canela es una buena proporción. ¡Y chimpún! Ahora sí que es Semana Santa.


domingo, 13 de abril de 2014

Risotto de Primavera

Cuando no sabes qué hacer para comer y tienes la nevera medio llena... consigues cosas como esta.
Nunca había cocinado con vodka y, la verdad es que le da un toque muy, muy rico.

Ingredientes (para dos personas):

1 cebolla mediana cortada en juliana
3 pimientos tipo sweet bite (de esos pequeños) cortados en tiras. Yo cogí uno rojo, otro amarillo y otro naranja.
1 taza y un poquito más de arroz redondo
1 taza de vodka blanco
El zumo de medio limón
Tanta agua como pida nuestro arroz
200 ml de nata
Sal, pimienta y cilantro
Aceite
8 o 10 espárragos trigueros
Un par de rebanadas de hogaza


¿Cómo se hace?

En una sartén profunda con un chorreón de aceite, ponemos a pochar la cebolla junto a los pimientos. Cuando estén hechos, echaremos el arroz redondo y lo saltearemos un poco a fuego medio antes de añadir el líquido.

Al arroz, le echamos en primer lugar la taza de vodka junto con el zumo del limón. Una vez se haya absorbido todo el líquido, iremos añadiendo tazas de agua hasta que esté prácticamente hecho. Yo utilicé unas cuatro tazas y tardé, más o menos, 25 minutos. 

Mientras se hace, vamos preparando los trigueros -a los que quitaremos la parte más dura del tronco- y el pan. Yo corté una rebanada por la mitad y las otras a tiras. Lo freiremos en abundante aceite bien caliente hasta que quede bien dorado y crujiente. Los espárragos, sin embargo, podemos hacerlos a la plancha con un poquito de aceite hasta que estén blanditos. Para darles 'el toque', los rematé con sal negra que le da un sabor a carbón la mar de rico.

Volvemos al arroz. Cuando esté hecho -para saberlo, lo mejor es ir probando granitos de arroz-, salpimentamos y le ponemos un poquito de cilantro molido. Tras dar unas vueltas, podemos añadir la nata para darle el último chup-chup hasta que esté prácticamente evaporada. 

Para montar el plato, puse cuatro trigueros sobre media rebanada de hogaza y añadí la ración de risotto. 

No tiene más misterio. Una vez que le coges el tranquillo a los risottos -y yo se lo pillé con el de calabaza- son lo más sencillo del mundo. 




viernes, 4 de abril de 2014

Lasaña de carne al estilo de Garfield

Garfield, el gato tragón por antonomasia, nunca tenía suficiente de este plato. No es de extrañar: la lasaña boloñesa es un clásico sabrosísimo que te hace quedar estupendamente en cualquier ocasión. En una hora y media tendremos lista una buena fuente de la comida favorita del gato naranja.


Ingredientes (para unas 15 placas de lasaña):

15-20 placas de pasta de lasaña (suelo usar de la precocinada)
750 gr. de carne picada mitad cerdo, mitad ternera
1 cebolla
1 zanahoria
1 vaso de vino blanco
200 gr de tomate frito (un tetrabrick pequeño)

Para la bechamel:
50 gr. de mantequilla
4 cucharadas colmadas de harina
2 tazas de leche templada
Una pizca de nuez moscada

Queso rallado tipo Parmesano
Aceita, sal, pimienta

¿Cómo se hace?

En primer lugar, picamos la cebolla y la zanahoria y las sofreímos en una chorrada de aceite hasta que estén blanditas y un poco doradas. Cuando las veamos en su punto, añadimos la carne y la doramos. En ese punto añadiremos el vaso de vino y dejaremos que se evapore casi por completo.

Mientras tanto, podemos preparar las placas de lasaña según la recomendación del fabricante. En mi caso, sumergí las placas en agua caliente durante unos 10 minutos y las puse a escurrir sobre la mesa. 


Cuando apenas quede líquido en la sartén de la carne, añadimos el tomate y salpimentamos. Dejaremos todo el mejunje cocerse durante unos 15 minutos dándole vueltas de vez en cuando.

En este rato, podemos preparar la bechamel. Pondremos en una sartén caliente la mantequilla. Cuando se derrita, echamos la harina y la hacemos un poco para que pierda el sabor a crudo. En ese momento, echaremos la leche templada y no pararemos de dar vueltas hasta que espese. Esto tardará alrededor de 10 minutos. Ahora ya podremos ajustar de sal y echar nuez moscada, la especia que caracteriza a la bechamel.

Con todas las partes de la lasaña preparadas, ya solo quedará montarla. Primero engrasaremos con un poco de aceite o de mantequilla la fuente en la que la vayamos a meter al horno. Luego colocaremos una base de placas de pasta, seguida de una capa de la mezcla de carne y, por encima, un buen chorreón de bechamel.


Repetimos los pasos: capa de pasta, capa de carne, chorreón de bechamel. Y, para terminar, pondremos solamente una capa de pasta con la bechamel que nos haya sobrado y lo cubriremos todo con el queso rallado.

Esta pedazo de fuente la meteremos al horno a gratinar durante 20 minutos a 200º. Yo suelo poner un rato de calor arriba y abajo y el toque final solo con calor arriba; pero como cada horno es un misterio, es mejor que esto lo controle cada uno. 

¡Y chimpún! (sí, esta parece ser la frase del blog...). Si hubiera un Garfield en nuestras casas, no duraría ni dos minutos. De todas formas... cuesta no servirse una segunda tanda.


Cositas de interés:
*Mi relación con la bechamel no es para nada buena. La mayoría de las veces no consigo deshacer todos los grumos. Por eso, si me siento especialmente vaga y con pocas ganas de que la harina me toque la moral, hay veces que en lugar de bechamel utilizo nata para cocinar con un poquito de nuez moscada.
*Cuando monto las placas me gusta poner cada capa en un sentido. Si la de la base la he puesto en horizontal, la siguiente capa de pasta la pondré en sentido vertical, y así sucesivamente. De este modo, creo que es más difícil que se nos descuajaringue.