Garfield, el gato tragón por antonomasia, nunca tenía suficiente de este plato. No es de extrañar: la lasaña boloñesa es un clásico sabrosísimo que te hace quedar estupendamente en cualquier ocasión. En una hora y media tendremos lista una buena fuente de la comida favorita del gato naranja.
Ingredientes (para unas 15 placas de lasaña):
15-20 placas de pasta de lasaña (suelo usar de la precocinada)
750 gr. de carne picada mitad cerdo, mitad ternera
1 cebolla
1 zanahoria
1 vaso de vino blanco
200 gr de tomate frito (un tetrabrick pequeño)
Para la bechamel:
50 gr. de mantequilla
4 cucharadas colmadas de harina
2 tazas de leche templada
Una pizca de nuez moscada
Queso rallado tipo Parmesano
Aceita, sal, pimienta
¿Cómo se hace?
En primer lugar, picamos la cebolla y la zanahoria y las sofreímos en una chorrada de aceite hasta que estén blanditas y un poco doradas. Cuando las veamos en su punto, añadimos la carne y la doramos. En ese punto añadiremos el vaso de vino y dejaremos que se evapore casi por completo.
Mientras tanto, podemos preparar las placas de lasaña según la recomendación del fabricante. En mi caso, sumergí las placas en agua caliente durante unos 10 minutos y las puse a escurrir sobre la mesa.
Cuando apenas quede líquido en la sartén de la carne, añadimos el tomate y salpimentamos. Dejaremos todo el mejunje cocerse durante unos 15 minutos dándole vueltas de vez en cuando.
En este rato, podemos preparar la bechamel. Pondremos en una sartén caliente la mantequilla. Cuando se derrita, echamos la harina y la hacemos un poco para que pierda el sabor a crudo. En ese momento, echaremos la leche templada y no pararemos de dar vueltas hasta que espese. Esto tardará alrededor de 10 minutos. Ahora ya podremos ajustar de sal y echar nuez moscada, la especia que caracteriza a la bechamel.
Con todas las partes de la lasaña preparadas, ya solo quedará montarla. Primero engrasaremos con un poco de aceite o de mantequilla la fuente en la que la vayamos a meter al horno. Luego colocaremos una base de placas de pasta, seguida de una capa de la mezcla de carne y, por encima, un buen chorreón de bechamel.
Repetimos los pasos: capa de pasta, capa de carne, chorreón de bechamel. Y, para terminar, pondremos solamente una capa de pasta con la bechamel que nos haya sobrado y lo cubriremos todo con el queso rallado.
Esta pedazo de fuente la meteremos al horno a gratinar durante 20 minutos a 200º. Yo suelo poner un rato de calor arriba y abajo y el toque final solo con calor arriba; pero como cada horno es un misterio, es mejor que esto lo controle cada uno.
¡Y chimpún! (sí, esta parece ser la frase del blog...). Si hubiera un Garfield en nuestras casas, no duraría ni dos minutos. De todas formas... cuesta no servirse una segunda tanda.
Cositas de interés:
*Mi relación con la bechamel no es para nada buena. La mayoría de las veces no consigo deshacer todos los grumos. Por eso, si me siento especialmente vaga y con pocas ganas de que la harina me toque la moral, hay veces que en lugar de bechamel utilizo nata para cocinar con un poquito de nuez moscada.
*Cuando monto las placas me gusta poner cada capa en un sentido. Si la de la base la he puesto en horizontal, la siguiente capa de pasta la pondré en sentido vertical, y así sucesivamente. De este modo, creo que es más difícil que se nos descuajaringue.
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