Mostrando entradas con la etiqueta con cuchara. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta con cuchara. Mostrar todas las entradas

miércoles, 16 de julio de 2014

Guisantes de 'La Mama'

'La Mama'. Así. Sin acento ni nada. Siempre con su artículo y dicho de corrido: 'Lamama'. Como si fuera un nombre propio, cualquier madre se sorprende si su churumbel la llama un día por su nombre de pila.
Estos son los guisantes que prepara la Carmen -a/k/a, La Mama- en pucheros bien grandes para tener congelados y sacar cualquier día que la niña no come en casa. ¿Por qué? Pues porque a ella le encantan y yo no puedo con ellos. Sin embargo, esta versión con chorizo -la original es con jamón- me queda de maravilla. Con su patatita recién frita, a veces hasta me dan ganas de probarlos... Luego me acuerdo de lo poco que me gustan esas bolitas verdes y el asco puede a la gula.

Ingredientes (para dos raciones bien hermosas):
1 cebolla
1/2 kg. de guisantes congelados
2 patatas tan grandes como quieras
Media ristra de chorizo dulce curado
1 cucharada sopera de sal
1 cucharadita de postre de azúcar
Aceite de oliva

¿Cómo se hace?
Picamos la cebolla muy finamente y, en una olla con un buen chorreón de aceite, la ponemos a pochar.

Mientras tanto, pelamos y lavamos las patatas que cortaremos en cuadrados pequeñines (del tamaño de la primera falange del dedo meñique) (del dedo meñique de una persona adulta con unas manos de tamaño medio. A según quien le podrían salir unos dados de patata del tamaño de un cajón). Reservamos las patatas.

Cuando la cebolla haya pochado, añadimos los guisantes congelados y los rehogamos unos minutos a fuego medio para que cojan bien el saborcico de la cebolla. Echamos la sal y el azúcar y cubrimos de agua. Se hacen prácticamente solos. Únicamente hay que darles una vuelta de vez en cuando y esperar a que todo el agua se haya consumido.

Cortamos el chorizo en rodajitas, en cascos pequeños o como más nos guste y lo pasamos por la sartén. Reservamos junto a las patatas.

Cuando los guisantes estén hechos -es decir, cuando toda el agua se haya evaporado- bajamos el fuego casi al mínimo y juntamos en la olla los guisantes, el chorizo y las patatas fritas. 

Ya está todo listo para servir. En media hora, la comida hecha.


*La receta original, la verdadera de 'La Mama', lleva jamón cortado a tacos en lugar de chorizo. A mí me hacía más gracia con este otro derivado del cerdo y, además, es lo que había por la nevera. 


domingo, 13 de abril de 2014

Risotto de Primavera

Cuando no sabes qué hacer para comer y tienes la nevera medio llena... consigues cosas como esta.
Nunca había cocinado con vodka y, la verdad es que le da un toque muy, muy rico.

Ingredientes (para dos personas):

1 cebolla mediana cortada en juliana
3 pimientos tipo sweet bite (de esos pequeños) cortados en tiras. Yo cogí uno rojo, otro amarillo y otro naranja.
1 taza y un poquito más de arroz redondo
1 taza de vodka blanco
El zumo de medio limón
Tanta agua como pida nuestro arroz
200 ml de nata
Sal, pimienta y cilantro
Aceite
8 o 10 espárragos trigueros
Un par de rebanadas de hogaza


¿Cómo se hace?

En una sartén profunda con un chorreón de aceite, ponemos a pochar la cebolla junto a los pimientos. Cuando estén hechos, echaremos el arroz redondo y lo saltearemos un poco a fuego medio antes de añadir el líquido.

Al arroz, le echamos en primer lugar la taza de vodka junto con el zumo del limón. Una vez se haya absorbido todo el líquido, iremos añadiendo tazas de agua hasta que esté prácticamente hecho. Yo utilicé unas cuatro tazas y tardé, más o menos, 25 minutos. 

Mientras se hace, vamos preparando los trigueros -a los que quitaremos la parte más dura del tronco- y el pan. Yo corté una rebanada por la mitad y las otras a tiras. Lo freiremos en abundante aceite bien caliente hasta que quede bien dorado y crujiente. Los espárragos, sin embargo, podemos hacerlos a la plancha con un poquito de aceite hasta que estén blanditos. Para darles 'el toque', los rematé con sal negra que le da un sabor a carbón la mar de rico.

Volvemos al arroz. Cuando esté hecho -para saberlo, lo mejor es ir probando granitos de arroz-, salpimentamos y le ponemos un poquito de cilantro molido. Tras dar unas vueltas, podemos añadir la nata para darle el último chup-chup hasta que esté prácticamente evaporada. 

Para montar el plato, puse cuatro trigueros sobre media rebanada de hogaza y añadí la ración de risotto. 

No tiene más misterio. Una vez que le coges el tranquillo a los risottos -y yo se lo pillé con el de calabaza- son lo más sencillo del mundo. 




domingo, 30 de marzo de 2014

Fideuá para vagos

La fideuá para vagos es para vagos completos. De esos a los que les da tanta pereza cocinar como pelar las gambas. Con esta receta, en media hora escasa tenemos un plato con gracia para un domingo.

Tanto este plato como la paella, son algo que siempre me ha dado "cosica" ponerme a cocinar. Pero esta fideuá es lo más sencillo del mundo ¡y solo se mancha una sartén!


Ingredientes (para dos personas):

500 ml de caldo de pescado (el de tetrabrick hace el apaño estupendamente)
1 diente de ajo
1 ñora o medio pimiento rojo fresco
Un puñadín de mejillones (a nosotros no nos van, pero le dan gustito a la fideuá)
Media sepia (o una entera si os gusta con muchos tropezones)
6 o 7 anillas de calamar
100 gr. de gambas peladas
Un chorreón de tomate frito
250 gr. de fideos de fideuá (los fideos gordos son los que se utilizan en realidad, pero a mí me hacen más gracia estos)
Aceite, sal y condimentos para paella

¡Aaaaay... Esta foto empavonada aún me da más ganas de fideuá!

¿Cómo se hace?

Lo primero de todo es preparar los ingredientes sobre la encimera para que luego solo haya que ir echando uno detrás de otro: le damos unos golpes a la sepia para ablandarla y la cortamos en cuadraditos; cortamos también las anillas de calamar en tres o cuatro pedazos; medimos nuestro medio litro de caldo; lavamos la ñora o el pimiento...

En una sartén con una chorradita de aceite caliente, doramos el ajo junto a la ñora. Cuanto estén a punto de dorarse, añadimos los tropezones -en este caso: gambas, mejillones, sepia y calamares- y los dejamos que se hagan a fuego medio durante unos minutos.

Ahora, añadimos el tomate frito, ajustamos de sal y añadimos los condimentos. Últimamente, estoy usando este de la marca Ducros que es una mezcla de especias entre las que se encuentra el azafrán. También me gusta echarle un poquito de cilantro molido.


Cuando ha hecho un poquito de chup-chup, se echa el caldo de pescado y se lleva a ebullición durante un par de minutos. Ahora ya podemos añadir los fideos, que dejaremos cocer a fuego no muy alto por unos 15 o 20 minutos dándo vueltas de vez en cuando y probando para ver cuando llegan al punto. Lo normal es que en el momento en que el caldo se haya consumido casi por completo, los fideos estén listos -si todavía están duros, siempre podemos añadir un poco de agua para que terminen de hacerse.

En el momento en que veamos que los fideos están perfectos, dejaremos reposar nuestra fideuá tapada por cinco minutos. Vamos, mientras colocamos la mesa.

¡Y no queda más por hacer que servirla y rebañar el plato!


Cositas de interés:
*Si eres un poco menos vago, siempre puedes hacer tú mismo el caldo de pescado. A mí es algo que me da mucha pereza; por eso, como mucho, pongo a hervir por un rato el caldo de tetrabrick junto a alguna cabeza de pescado que tenga por el congelador, los restos de la sepia, quizá un poco de perejil... Pero vamos, que el caldo prefabricado no queda mal.
*Si ya te has levantado con los niveles de pereza en -10º, entonces puedes currarte un alioli casero batiendo un huevo con un diente de ajo mientras añades poco a poco aceite de oliva.
*He probado a hacer esta receta para unas diez personas y, multiplicando las cantidades, queda genial también.

jueves, 30 de enero de 2014

Falso risotto de calabaza




El risotto es un plato de arroz típico del norte de Italia que se cocina tradicionalmente con arroz tipo arborio, bastante parecido al arroz bomba valenciano. La elección de este arroz tiene que ver con su abundancia en esa zona italiana además de con su alto contenido en almidón. Cuando damos vueltas al risotto mientras se cocina -y vaya si hay que darle vueltas si queremos hacer un risotto risotto- todo este almidón se desprende y hace que nos quede un plato meloso, con los granos de arroz nada sueltos. Vamos, la textura típica de un risotto.

Sin embargo, este tipo de arroz es más caro y -aunque hoy en día se puede encontrar en los supermercados grandes- no es tan fácil de conseguir como el arroz typical spanish. Solución: añadir un poquito de grasa extra en forma de nata. Con este truquito conseguimos la textura del risotto fácilmente. Eso sí, hay que utilizar un tipo de grano de arroz corto y redondito. Yo, en este caso, he utilizado uno de la tierra: el arroz de la marca Brazal. ¡Ah! Tampoco vale lavar el arroz, que se nos va todo ese preciado almidón.


Ingredientes (para dos personas):

1 chorradita de aceite
1/2 cebolla
100 gr (más o menos) de calabaza
1 taza de desayuno de arroz de grano gordo
1 taza de vino blanco
tantas tazas como pida nuestro arroz de agua (también puedes usar caldo de verduras)
100 ml de nata para cocinar
50 gr de queso parmesano
Sal, pimienta y cilantro seco si tenemos
Unas lonchas finas de jamón serrano para el crujiente


¿Cómo se hace?

Comenzaremos pelando la media cebolla y cortándola. A mí me gusta en juliana. En una sartén caliente con una chorradita de aceite, la ponemos a pochar con un poquito de sal.

Mientras tanto nos encargamos de nuestra calabaza. La pelamos y la troceamos a daditos del tamaño de la primera falange del dedo. Cuando la cebolla esté a medio hacer, añadimos a la sartén nuestros dados de calabaza y subimos un poco el fuego. Salteamos por unos minutos.

Añadimos el arroz y dejamos que se tueste un poquitín antes de echar el nuestra taza de vino.

En el risotto, al contrario que en nuestra paella, el líquido se hecha por tiempos. Así pues, añadiremos la primera taza de agua -o de caldo- una vez que el vino se haya absorbido. Damos vueltas con bastante frecuencia para que no se pegue y para que vaya soltando almidón. Cuando la primera taza de agua/caldo haya desaparecido casi por completo podremos echar la siguiente, y así sucesivamente hasta que esté casi, casi cocido. En total yo utilicé unas cinco tazas de líquido -contando con la de vino- y tardé unos 20 minutos desde que eché el arroz hasta que llegué al punto de "casi, casi cocido".

Cuando se haya evaporado la última taza de líquido, añadimos la nata y el parmesano. Ajustamos de sal y ponemos un poquito de pimienta y de cilantro seco. Removemos sin parar y en un par de minutos y ya tendremos nuestro espectacular falso risotto de calabaza.

Para darle un toque crujiente, me gusta hacer unas virutitas de jamón. Para eso ponemos nuestras lonchas extra finas de jamón en papel de horno. Lo cerramos como un sobre y lo metemos al micro a potencia máxima durante tres o cuatro minutos, hasta que se quede seco y duro ¡pero sin que llegue a quemarse! Para esto es necesario ir vigilando ya que cada aparato es un mundo. Cuando cojáis una lámina del crujiente, veréis que se deshace solo con un poquito de presión: así de fácil se hacen estas virutas.




Cositas de interés:
  *Si la calabaza es fresca, quedan los daditos enteros y preciosos. El contra es que es más difícil de pelar. Como normalmente compro más de la que necesito para un plato, me gusta congelarla en trozos de más o menos 100 gramos. De esta manera, cuando la descongelamos, es súper fácil de pelar y siempre tendremos a mano por si nos levantamos con ganas de risottear.