jueves, 31 de julio de 2014

Brownies -o muerte por chocolate-

Si hubiera una religión específica para personas distraídas, esa sería la mía. Lo que no sé es por qué todavía no existe ya que los despistes son, en muchas ocasiones, el motivo de algunos de los descubrimientos más tremendos de la historia.
Para muestra, un brownie. Según cuenta la historia, a finales del siglo XIX un cocinero estadounidense, que estaba haciendo bizcocho de chocolate mientras pensaba en -digamos, por ejemplo- la vampírica historia que Stoker acababa de publicar, olvidó añadir levadura a la mezcla. El resultado fue un nuevo dulce tostadito por fuera y muy, muy, muy jugoso por dentro que no dudó en llamar 'marroncito'. Por supuesto, el nombre queda mucho mejor en inglés: la traducción al castellano me suena un tanto a un E.T.E. escatológico.

Ingredientes para unas diez porciones contundentes
350 gr. de chocolate
200 gr. de mantequilla o margarina
4 huevos
200 gr. de azúcar
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 pizca de sal
200 gr. de harina
Un chorrito de leche
¿Cómo se hace?
Lo primero, calentamos el horno a 180º. Se hace lo primero porque esta receta va rapidísimo y si no, no va a estar listo.

Troceamos 300 gr. de chocolate y la mantequilla para derretirlos a fuego lento en una olla. Mientras, batimos los huevos con el azúcar, la vainilla y la pizquita de sal. Cuando nuestra mezcla de chocolate esté a punto, la vertemos sobre la mezcla de huevo. Después de remover, podemos añadir la harina así, a las bravas, sin tamizar ni nada, e incorporamos todo bien junto al chorrito de leche.

Lo último será picar los otros 50 gramos de chocolate que habíamos dejado abandonados para ponerlos en nuestra masa. De esta manera, conseguiremos chorreones de chocolate como estos:
Engrasamos con un poquito de aceite un molde bajo rectangular, repartimos bien el pastel, y al horno durante 20 o 30 minutos. El tiempo depende del power que tenga el horno y de cómo nos gusten los brownies. Hay gente que los prefiere casi sin hacer por dentro, hay a quienes les gustan bien cocidos. Habrá que probar hasta encontrar el punto exacto.

Lo podemos tomar caliente, frío, con una bola de helado, con nata... La cosa es que es algo buenísimo y seguro que en mi religión de despistados se comulgaba con mini brownies consagrados.
*Esta receta presenta un brownie totalmente de chocolate, sin las nueces que se añadirían al tradicional. Por supuesto, si nos apetece podemos añadir unos 70 gr. de cualquier fruto y seguirá estando mortalmente delicioso.
*El molde que yo he utilizado es de 30x18 centímetros. Podéis hacerlo en uno más pequeño, y tendréis un brownie más gordito.

P.D. ¡Por fin unas fotos buenas! Gracias a la cámara y a la habilidad de Francis Taranco que, pese al poco tiempo que lleva practicando hace unas cosas finas, finas. Aquí va una sobredosis de chocolate fotografiada.




miércoles, 23 de julio de 2014

Hummus Magnificus

Por fin, después de tanto paté árabe de los que solo se conocen en su casa, llega el famosísimo HUMMUS: la idolatrada crema de garbanzos que se está poniendo tan de moda que hasta la podemos encontrar en Mercadona. 
Pero que la vendan en supermercados no es una excusa para que no hagamos hummus en casa. No hay nada como algo casero, que se prepara en tres minutos y con lo que apenas se ensucian cacharros.

Ingredientes:
Un bote de garbanzos cocidos al natural de 400 gramos.
4 cucharadas de tahine -pasta de sésamo-
1 o 2 dientes de ajo tirando a gordos
Medio vaso de agua
El zumo de medio limón
Sal y comino

¿Cómo se hace?
Lavamos los garbanzos. A mí me gusta quitar los pellejitos que se van saliendo. Es algo un poco absurdo ya que vamos a pasar todo por la batidora; pero así son los misterios de la vida...

En el vaso de la Turmix, echamos los garbancetes, el tahine, el ajo y el medio vaso de agua. El agua se añade, sobre todo, para quitar un poco de espesor a los garbanzos y que sea más fácil batirlos; por eso el medio vaso de agua es una cantidad aproximada. Si veis que vuestra querida batidora no puede más con su vida, será hora de añadir otro dedito más del líquido elemento. 
Cuando tengamos triturados los garbanzos y quede todo como un puré, añadimos el zumo de limón y seguimos batiendo. Ya veréis que el limón, además de darle un toque refrescante, deja a nuestro proyecto de hummus con un color más blanquito. Mucho más mono, ¡dónde va a parar!

Por último, ponemos sal al gusto y media cucharadita de comino molido. Ya solo quedará darle el último empujón de batidora para dejar la mezcla extra cremosa. 

Podéis usar este paté árabe como aperitivo si lo servís con un poco de aceite y pimentón dulce -que suelen poner por que quede un poco más vistoso- acompañado de pan de pita y junto al labni y al mohammara. Pero también está riquísimo, por ejemplo, untándolo en el pan de una hamburguesa.

*Esta es la receta más típica, la que seguro que habéis probado. Estoy pendiente de probar el hummus marroquí que preparan mis amigas y que debe de llevar especias como para tener que beber un litro de leche del tirón.
*Con 400 gramos de garbanzos tendréis hummus para parar un tren. Os puede llegar a salir por las orejas casi literalmente. Como a mí no me gusta guardarlo durante más de dos días -que los aguanta perfectamente-, prefiero comprar un bote de los pequeños (que no en todos los sitios se encuentran) o, si no queda más remedio, repartirlo a quien se ponga por delante.
*El tahine lo podéis encontrar en los grandes supermercados; pero donde seguro que tienen es en esa tienda árabe que regenta un tipo llamado Rami por la que has pasado un montón de veces pero a la que te da cosilla entrar. 


miércoles, 16 de julio de 2014

Guisantes de 'La Mama'

'La Mama'. Así. Sin acento ni nada. Siempre con su artículo y dicho de corrido: 'Lamama'. Como si fuera un nombre propio, cualquier madre se sorprende si su churumbel la llama un día por su nombre de pila.
Estos son los guisantes que prepara la Carmen -a/k/a, La Mama- en pucheros bien grandes para tener congelados y sacar cualquier día que la niña no come en casa. ¿Por qué? Pues porque a ella le encantan y yo no puedo con ellos. Sin embargo, esta versión con chorizo -la original es con jamón- me queda de maravilla. Con su patatita recién frita, a veces hasta me dan ganas de probarlos... Luego me acuerdo de lo poco que me gustan esas bolitas verdes y el asco puede a la gula.

Ingredientes (para dos raciones bien hermosas):
1 cebolla
1/2 kg. de guisantes congelados
2 patatas tan grandes como quieras
Media ristra de chorizo dulce curado
1 cucharada sopera de sal
1 cucharadita de postre de azúcar
Aceite de oliva

¿Cómo se hace?
Picamos la cebolla muy finamente y, en una olla con un buen chorreón de aceite, la ponemos a pochar.

Mientras tanto, pelamos y lavamos las patatas que cortaremos en cuadrados pequeñines (del tamaño de la primera falange del dedo meñique) (del dedo meñique de una persona adulta con unas manos de tamaño medio. A según quien le podrían salir unos dados de patata del tamaño de un cajón). Reservamos las patatas.

Cuando la cebolla haya pochado, añadimos los guisantes congelados y los rehogamos unos minutos a fuego medio para que cojan bien el saborcico de la cebolla. Echamos la sal y el azúcar y cubrimos de agua. Se hacen prácticamente solos. Únicamente hay que darles una vuelta de vez en cuando y esperar a que todo el agua se haya consumido.

Cortamos el chorizo en rodajitas, en cascos pequeños o como más nos guste y lo pasamos por la sartén. Reservamos junto a las patatas.

Cuando los guisantes estén hechos -es decir, cuando toda el agua se haya evaporado- bajamos el fuego casi al mínimo y juntamos en la olla los guisantes, el chorizo y las patatas fritas. 

Ya está todo listo para servir. En media hora, la comida hecha.


*La receta original, la verdadera de 'La Mama', lleva jamón cortado a tacos en lugar de chorizo. A mí me hacía más gracia con este otro derivado del cerdo y, además, es lo que había por la nevera. 


viernes, 11 de julio de 2014

Labni Charif Style

La base del labni es un buen yogur griego deshidratado. A partir de ahí, las variables son infinitas.
Esta incluye cebolla y orégano; pero también la encontraréis con ajo o hierbabuena.


Ingredientes:
Yogur griego
Cebolleta tierna (yo calculo media cebolla por cada 250 gramos de yogur. Así que cada tarrito de yogur, de 125 gr. normalmente, supondría un cuarto de cebolleta)
Sal
Aceite de oliva bueno
Orégano o hierbabuena

¿Cómo se hace?
Coge el yogur y sécalo. Así es como se haría normalmente: poniéndolo en un colador de tela durante, al menos, 12 horas.

Así es como lo hacemos la gente vaga: secándolo con dos papeles de cocina durante 20 o 30 minutos.

Mientras se deshidrata el yogur, hay que picar la cebolleta muy fina, muy fina. Una vez el yogur haya adquirido la textura que busquemos, en un bol lo mezclaremos con la cebolla. Añadiremos, además, sal y orégano al gusto y revolveremos bien.

Se refrigera durante unas dos horas por lo menos para que coja consistencia y ya se puede comer. Lo suyo es cogerlo con pan de pita; pero untado en tostadas está bien rico también.


*A mí me gusta dejarlo con una textura similar a la crema de cacahuete para poder untarlo bien en las tostadas. Si lo vais a comer con pan de pita, no dudéis en dejarlo más deshidratado ya que tendrá un sabor más potente y será más fácil de coger.